“Cocinas Vivas”: alimentando un futuro con sabor local y participación comunitaria
El proyecto se implementó en comunidades de Guaranda, Pichincha e Imbabura, donde se identificaron desafíos relacionados con la falta de diversidad alimentaria, la higiene y la inocuidad en la preparación de alimentos. A partir de una investigación formativa, se determinaron cuatro comportamientos clave que se convirtieron en la base para desarrollar estrategias de cambio.
Saberes locales y participación: los ingredientes del cambio
El enfoque metodológico de Cocinas Vivas combina educación popular, salud comunitaria y metodologías activas, priorizando la experiencia directa y la reflexión crítica. La implementación del proyecto sigue un proceso claro:
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Sensibilización comunitaria sobre la importancia de la alimentación saludable y segura.
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Diagnóstico participativo, donde las familias y educadores identifican sus propios desafíos.
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Refuerzo de conocimientos con materiales didácticos como la Guía de Cocinas Vivas.
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Demostraciones culinarias, donde se preparan recetas con productos locales.
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Acciones prácticas, como tareas en el hogar o en la escuela para aplicar lo aprendido.
Esta dinámica no solo enseña, sino que empodera a las madres, padres y educadoras, quienes se convierten en protagonistas del cambio en los hábitos alimentarios de sus co
munidades.
Impacto real en la escuela y en casa
Uno de los hitos más relevantes del proyecto es su participación en el inicio del nuevo Programa de Comidas Escolares del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Ecuador. Esta fase piloto incluye 14 unidades educativas y beneficia a cerca de 17.000 estudiantes, marcando un paso importante hacia la institucionalización de prácticas alimentarias saludables en el sistema educativo.Además de las cifras, el cambio más profundo ha sido cualitativo: se ha fortalecido la organización comunitaria, especialmente el rol activo de las familias en la planificación y distribución de los menús escolares. El consumo diario de alimentos saludables en la escuela se convierte en una oportunidad para generar hábitos duraderos que trascienden al hogar.
Cocinas que educan, comunidades que cuidan
“Cocinas Vivas” demuestra que la transformación comienza en espacios cotidianos como la cocina escolar, cuando se articulan conocimientos tradicionales, participación comunitaria y políticas públicas. El proyecto es una muestra de cómo una alimentación basada en productos locales, diversidad nutricional y procesos educativos puede convertirse en una herramienta poderosa para el bienestar infantil y el desarrollo de las comunidades.
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