“Mi guagua a mil”: fortaleciendo capacidades para prevenir la desnutrición crónica infantil en el sur de Quito

 La desnutrición crónica infantil (DCI) es uno de los desafíos más urgentes para el desarrollo del Ecuador. Reconociendo la importancia de intervenir en las zonas más afectadas, tres organizaciones unieron esfuerzos para implementar un proyecto pionero de capacitación comunitaria en sectores del sur de Quito.

El proyecto se llevó a cabo en la provincia de Pichincha, específicamente en los sectores de Chillogallo, Guamaní, Turubamba y La Ecuatoriana, zonas que forman parte del Distrito Metropolitano de Quito. Estas comunidades enfrentan múltiples desafíos sociales y económicos, lo que hace fundamental fortalecer las capacidades de quienes trabajan directamente con niñas, niños y sus familias.

La iniciativa nace de una alianza entre la Asociación Vivir, la Alianza Suiza y PROMESA IFI, quienes se articularon para crear la escuela de formación “Mi guagua a mil”, con el objetivo de brindar herramientas prácticas y conocimientos clave a educadoras del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y a técnicos de atención primaria en salud (TAPS) del Ministerio de Salud Pública (MSP). Ambas instituciones públicas desempeñan un rol esencial en la primera línea de atención a la infancia y sus familias en estas comunidades.

Una metodología con enfoque humano y comunitario

La escuela “Mi guagua a mil” se construyó sobre una base de educación popular y salud comunitaria, integrando herramientas de diagnóstico participativo y estrategias basadas en las ciencias del comportamiento. El proceso inició con un diagnóstico sencillo sobre salud materno-infantil, que permitió adaptar los contenidos formativos a las necesidades reales del territorio.

Se desarrollaron 10 talleres vivenciales, donde los cuatro primeros se centraron en el bienestar emocional y salud mental de las y los educadores. Posteriormente, se abordaron temas fundamentales como el embarazo, el parto respetado, la lactancia materna, la alimentación complementaria y la prevención de la anemia. Como cierre, se realizó una jornada con pediatras especializados, quienes respondieron a inquietudes planteadas por las y los participantes.

Cambios que transforman


Uno de los logros más significativos del proyecto ha sido el cambio de actitudes y hábitos en los actores comunitarios involucrados. La metodología empleada, centrada en la promoción de comportamientos saludables, permitió reforzar prácticas clave en el cuidado, la higiene y la alimentación de niñas y niños. Además, se evidenció un aumento en la participación activa de las y los educadores y en su compromiso con la prevención de la DCI.

Esta experiencia demuestra que cuando las estrategias están bien articuladas entre sociedad civil, cooperación internacional y entidades públicas, es posible generar impactos positivos y sostenibles en las comunidades. “Mi guagua a mil” es una muestra de que invertir en la formación y bienestar de quienes cuidan a la infancia es una apuesta segura por el futuro del país.

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